SEGUNDO CERTAMEN NACIONAL DE POESÍA Y RELATO FETICO EL CORTE INGLÉS
1.- Podrán
concursar en este premio todos los trabajadores del Grupo de Empresa de El
Corte Inglés.
2.- Las obras
deberán ser inéditas, escritas en castellano y no premiadas en otros certámenes.
El tema será libre, estableciéndose en 50 versos la extensión máxima de los
poemas y en cinco folios para el relato. Se presentarán impresas o
mecanografiadas, numeradas y por triplicado, letra tamaño 12 y a doble espacio.
3.- Las obras se enviarán
en sobre cerrado y se presentarán bajo pseudónimo o lema, que figurará en la
primera página de cada ejemplar, así como en el exterior de la plica, como
única identificación. En el interior de dicha plica (sobre pequeño) se
adjuntarán los siguientes datos: nombre y apellidos del autor, dirección postal
y de correo electrónico (si lo tuviera), teléfono de contacto, empresa a la que
pertenece y centro de trabajo.
4.- El plazo de
presentación finalizará el 15 de marzo de 2013. Remitiéndose a:
FETICO
Avda. Pío XII, 92,
local B
28036 Madrid
5.- El jurado
estará formado por miembros de Fetico y del mundo de la Literatura y será
conocido en el fallo del premio. El jurado actuará con libertad y discreción y
las decisiones serán inapelables. Se elegirán cinco finalistas por disciplina
para decidir el ganador. El premio no podrá declararse desierto.
6.- Los premios en
ambas disciplinas estarán dotados con una cuantía económica de un primer premio
de 250€ y segundo premio 100€. De igual forma se entregará un diploma a los
otros tres finalistas seleccionados.
7.- El jurado
valorará editar un libro con los ganadores y los finalistas.
8.- Los originales
no premiados ni finalistas se destruirán tras el fallo del premio, sin que se
mantenga correspondencia alguna sobre ellos.
9.- El fallo se
hará público el 23 de abril de 2012 siendo comunicado personalmente al autor
antes de su difusión en los medios que Fetico estime oportunos. El autor y los
finalistas se comprometen a asistir al acto de entrega de premios.
10.- El hecho de
concurrir a este premio supone la total aceptación de estas bases.
En un anciano País
ResponderEliminarexistió una monarquía
que comenzó en democracia
y terminó en anarquía.
En aquel reino reinaba
una curiosa familia:
un Borbón de nuevo cuño
y una griega algo engreída
que engendraron dos princesas
y un príncipe en demasía
por cumplir con la ley Sálica
que consagraba la hombría.
La cosa empezó a torcerse
con las bodas de las hijas,
algo ligeras de cascos
y de moral distraída.
La mayor, que era algo lela,
pasó por la vicaría
con un noble también lelo
en la ciudad de Sevilla.
Al poco tiempo parió
un querubín de revista
que devino en gamberrete
con escasa puntería.
La segunda, buena jaca,
se cameló a un deportista,
que dejó a su antigua novia
y se encoñó con la niña.
De jaca pasó a coneja
y cada año paría
urdangarines de pro,
chupones de dinastía.
Y el principito heredero,
cortejador de coristas,
cayó por fin en el cebo
de una artera periodista,
divorciada y con más mañas
que la puta Celestina;
pero falló en la preñez
por seguir la dinastía
pues en lugar de un varón
paría niña tras niña.
Pero empiezan los problemas
y la cosa se complica
por culpa de estos gañanes
que, de nobleza, ni pizca.
El noble rancio de Soria,
bermudas y en zapatillas,
paseaba por Serrano
cual jocunda modistilla;
circulaba en patinete
con ignorante osadía
saltándose a la torera
direcciones prohibidas
Y el Borbón mandó parar,
se acabó la algarabía,
suspendió la convivencia
y se cargó una familia.
El chico del balonmano,
modelo de deportistas,
se convirtió en un truhán,
en un vulgar chantajista
que, siendo duque de Palma,
tuvo la necia osadía
de estafar unos millones
en tan reputada isla.
Y el Borbón mandó parar,
porque al duque sugería
que se marchase del reino
a ocultar sus fechorías.
La justicia que no es lerda,
apeló a su señoría,
y es fácil que al señorito
le caigan ciento y un días.
El príncipe mientras tanto
afronta esta travesía
sin saber que el gran patrón
prepara una felonía.
Sin encomendarse a nadie
se ha ido de cacería
a la sabana africana,
solito y sin la Sofía,
sabiendo que a la llegada
le esperaba mis Corina,
rubia y jacarandosa,
cortesana la más fina.
A la mañana siguiente
salieron de cacería,
cacería de elefantes,
que es una cosa muy fina.
Parece ser que cobraron
colmillos de gran valía,
y a celebrarlo montaron
una generosa orgía.
El Borbón de las narices
como un cosaco bebía,
y apañó tan regia trompa
que salió con alegría
no a por rudos elefantes
sino a trincarse a Corina
que lo esperaba anhelante
tras las leves celosías
del bungalow colindante.
Como al pendejo le ardía
la cosa entre la entrepierna,
pensando que ya subía
al catre de aquella fiera,
aceleró por la prisa
y tropezó en un tablón
y tropezó de tal guisa
que se crujió la cadera
y se le aflojó la picha.
Al monarca, trastornado,
llevan a la enfermería,
y al ver que es cosa muy seria
llaman a Cancillería
para repatriar al bobo
y salvar la Monarquía.
Corina, desconsolada,
triste, sola y compungida,
se consoló con un negro,
muy bien armado y sin prisas.
Mientras, la consorte griega
celebra Pascua Florida
blasfemando porque el Rey
la cuernea con Corina.
Esta es la historia,señores,
del reino de Picardía,
donde los nobles y reyes
ejercen con alegría
un papel desvergonzado,
las más torpes tropelías,
mientras el pueblo se jode
y no le encuentra salida
a los más duros problemas
de su aperreada vida.